El palestino más viejo del mundo

Hace unos años murió el palestino más viejo del mundo a los 120 años. Se llamaba Abu Ahmed. Uno de sus familiares me contó un día en Gaza una de las anécdotas más conocidas del anciano. Es la siguiente:

<< Era el año 2005. Los palestinos de la franja de Gaza salimos de casa para ver cómo los soldados israelíes sacaban de sus casas a los últimos colonos judíos. El caso es que, tras unas horas, nos reunimos la familia en el diwan* y yo le pregunté a mi tío:

  • Tío, tú que eres el palestino con más edad y que has visto las diferentes ocupaciones de Palestina¿Cuál de las ocupaciones es para ti más destacada por una razón u otra?

El anciano se paró un momento y, afirmando con su cabeza, dio una calada a su cigarrillo liado con tabaco shami y contestó:

  • ¿La ocupación de Palestina que más destaca en mi memoria? Es, sin duda, la británica… El día que se marcharon los soldados ingleses estaba con mis amigos y  mis primos al lado de la vía del tren. Del último vagón que se llevaba los últimos soldados británicos de Palestina salió, de repente, la mano de un soldado que nos hacía una señal de ‘jódete’ con el dedo. Desde entonces, efectivamente, hemos estado ‘jodidos’**. >>

 

 

*Diwan aquí se refiere al lugar familiar donde se reúnen para discutir temas o resolver problemas.

**El viejo Abu Ahmed dijo en árabe: «Desde entonces, efectivamente, estamos sentados en ese dedo». Que viene a ser lo mismo que decir: estar jodidos.

 

Netanyahu: esa paloma negra

netanyahu

No nos engañemos, Netanyahu no quiere la paz. Lo único que le preocupa es mantener su figura de político capaz de negociar con sus enemigos, un político que sabe seguir los dictámenes de Estados Unidos, a los que luego les baila el agua son subterfugios sionistas.

Para los que realmente conocen la arena política que se tercia en Palestina, Netanyahu es incapaz de reabrir negociaciones sin esconder su ala negra porque él es una paloma negra, nada más lejos de esa paloma blanca, graciosa, que aparece muchas veces con un ramo de olivo como señal de Paz.

Algunas fuentes hablan de que los medios israelíes anunciaron que Netanyahu se comprometió con John Kerry a limitar la construcción de asentamientos judíos a 1.000 unidades habitacionales durante el periodo de 9 meses establecido para llevar a cabo las susodichas negociaciones de paz. Ayer, el periódico israelí Haaretz informaba de la aprobación de 878 nuevas unidades:

«Some 550 units in the settlements of Talmon, 60 in Alon Shvut and 38 in Kokhav Yaakov have been approved, out of a total 878; discussion of some of the plans had been postponed amid renewal of negotiations with the Palestinians.»

[Unas 550 unidades de asentamientos en Talmon, 60 en Alon Shvut y 38 en Kokhav Yaakov han sido aprobadas. Un total de 878. La discusión de algunos de los planes fue aplazada en medio de la renovación de negociaciones con los palestinos.]

Así que, claramente, esa promesa no se cumplirá.

Netanyahu, además, aprobaba esta semana su lista de prioridades «nacionales» que ha sorprendido casi a nivel mundial porque ha incluido un récord de número de asentamientos judíos, 91, lo que significa que más de 600 pueblos de colonización judía recibirán ayudas económicas y beneficios. Una veintena de ellos eran considerados hasta el momento para Israel como “ilegales”. Aunque, como ya sabemos, Israel legaliza lo ilegalizable a su manera… Os lo cuento:

Cuando un grupo de colonos judíos se hace posesión de un trozo de tierra de manera ilegal, su gobierno israelí le dice: – Oíd, así no se puede ir conquistando tierras, tenéis que seguir las directrices impuestas según el sistema jurídico.

Sin embargo, nunca los expulsan de la tierra, tampoco si es con la fuerza como la han conseguido. Pasan los años, o el año, y finalmente, el nuevo plan nacional incluye milagrosamente ese pedazo de tierra como tierra nacional, por lo que los colonos no solo pasan a estar legalmente habitando en tierra palestina robada, sino que además pueden recibir ayudas estatales.

Una vez más, está claro, a Israel lo que le conviene es engullir más y más tierra palestina y sus colonos son la mejor forma de hacerlo. El gobierno no se mancha las manos, y deja un tiempo para que la comunidad internacional –protagonista de tantos simulacros alegóricos y de poca acción – vea que juega limpio. Pero en realidad juega muy sucio. Así, la comunidad judía crece de forma “forzada”. Cuando ellos llegan a Israel, saben que deben tener una “bonita” cantidad de hijos/as para que sean más, para crear un estado –que sigue siendo artificial- con una manipulación demográfica. Crean así, un colonialismo permanente. Si alguien allá fuera cree que Israel tiene un papel civilizador para con los palestinos, está muy equivocado. Si alguien, a estas alturas, sigue creyendo que Netanyahu dará su brazo a torcer y suspenderá la construcción de asentamientos porque la paz llegue, está bastante desencaminado.

Israel ha aprendido a colonizar y sabe muy bien que la decolonización posterior va a ser sino difícil, casi imposible. Israel piensa que ha difundido bien la retórica de que los palestinos son “razas incapaces de utilizar sus recursos naturales”. El agua, que pertenece a los palestinos, les está siendo robada y no pueden ni utilizar ese 20% correspondiente establecido en 1967 cuando Israel ocupó Palestina. Y es que Israel sabía muy bien que una ecología modificada da lugar a modificar la política (como dijo Edward Said). A nivel de economía, el sistema de ocupación en el que viven los palestinos en los territorios de 1948 o en Cisjordania está basado en una explotación «lechera», no solo del ecosistema, también de las “razas” que ellos consideran inferiores como son los palestinos, mano de obra barata, y los judíos negros. Sí, los judíos negros a pesar de ser judíos son tratados con desdén y son foco de ataques racistas en su Tierra Prometida.

Así pues, tenemos un gobierno de Apartheid que quiere, según dicen, llegar a un acuerdo de paz.